Arboleda de los aledaños del pueblo

En sus orígenes era Villa del Prado una pequeña villa unida al Alamín, que fue pasando por las manos de señores, duques y reyes, que la sometieron continuamente a sus caprichos y exigencias.

En 1180 fueron donadas las tierras de Villa del Prado al Arzobispado de Toledo al que pertenecieron hasta 1430. En esa fecha, el poderoso Don Alvaro de Luna se apropió del Alamín, y con él también de Villa del Prado.

Su poderío duró hasta que le condenaron a muerte y le ejecutaron en 1453.

Así, pasó Villa del Prado a los Duques del Infantado hasta el siglo XVII en que quedaron libre
s de la influencia nobiliaria por el pago de una importante cantidad de dinero. Pero fue en el siglo XIX cuando realmente quedaron libres por completo de la opresión de la nobleza .

Pero Villa del Prado ha cambiado mucho. Se ha modernizado. Hoy es un pueblo importante incluso como segunda residencia. Está situado a unos 62 Km. de Madrid, en la carretera N-507. Tiene una extensión Villa del Prado de 78,4 m2 aprox.. y una altitud de 510 metros. Limita con los municipios de Almorox, La Torre de Esteban Hambrán, Santa Cruz de Retamar, Aldea del Fresno, Escalona, Maqueda y Méntrida. Tiene una población de 3.702 habitantes, y no sólo ha aumentado su población sino también sus recursos.

HISTORIA

En sus orígenes Villa del Prado se asentó en un extenso prado que alimentaba al ganado del Señorío de Alamín al que perteneció durante siglos. Era ésta, en el año 1100, una villa bien poblada provista de bastantes tiendas y edificios entre los que destacaban dos mezquitas. Curiosamente Madrid era entonces una población con parecida extensión o incluso más pequeña.

En el año 1085, Alfonso VI realizó la conquista de Toledo y Alamín junto con las aldeas que dependían de él, pasando entonces a pertenecer durante 250 años al Arzobispado de Toledo.

En el siglo XII, la Villa del Alamín fue perdiendo importancia de forma gradual mientras que Villa del Prado progresaba mucho y ya a finales del siglo XIV tenía tres vecinos.

Un personaje muy importante en la historia de Villa del Prado fue don Alvaro de Luna, un hombre con gran talento y energía. El rey Juan II confiaba mucho en él y le traspasó totalmente las tareas de gobierno. La nobleza, molesta por ésto, conspiró continuamente contra él apoyada por la segunda esposa del rey, Isabel de Portugal.

Tenía Don Alvaro de Luna establecida su corte en Escalona y su codicia hizo que se fuera apoderando de todos los lugares próximos a su señorío. En cuanto a su codicia hace Pérez Guzmán esta descripción:
" Fue codicioso en gran extremo de vasallos y de tesoros, de tal modo que así como los hidrópicos nunca pierden la sed, él nunca perdía la gana de ganar y ser... tanto era el fuego de su insaciable codicia que parecía que cada día comenzaba a ganar... Según su ganar y guardar, opinión fue de él solo tener más tesoro que todos los grandes hombres y prelados de España... Cualquier villa o posesión que cerca de lo suyo estaba, o por cambio o por compra la había de haber, así se dilataba y crecía su patrimonio."

 


Plaza Villa de Prado

En 1434 adquirió las villas de San Martín, Adrada, Castillo de Bayuela, Arenas de San Pedro y La Torre de Esteban Hambrán. Dos años más tarde el Arzobispo de Toledo le cedió Alamín con todas sus tierras por 40.000 maravedíes anuales. En Villa del Prado tuvo un palacio del que aún hoy se conserva un bello arco o portada. Frente a él y a poca distancia estaba la picota, símbolo de todos los señores a quienes les estaba permitido administrar justicia.

 

 

La esbelta picota formada por una columna con amplia base, fuste decorado con blasón y hermoso capitel, tenía cuatro brazos de los que últimamente sólo quedaron tres al ser el otro destruido por un rayo. Existió la picota hasta la pasada guerra civil en que fue derribada por algunos vecinos del pueblo.

Debido a una conspiración, Alvaro de Luna, fue condenado a muerte y decapitado en 1453, su cuerpo quedó expuesto durante 3 días y su cabeza permaneció varios más colgada de un garfio.

Al morir, sus bienes pasaron a su esposa doña Juana Pimentel que unos años más tarde dio como dote a su hija María de Luna, casada con el segundo duque del Infantado: Villa del Prado, Alamín, La Torre de Esteban Hambrán y el Castillo de Bayuela con lo que el poderoso señorío de los duques aumentó sus rentas y dominios.

Grandes extensiones del territorio español eran, a partir del siglo XIII, señoríos sobre los que nobles o eclesiásticos ostentaban poderes jurisdiccionales y gozaban de grandes privilegios. En los pueblos pertenecientes directamente al rey, los vasallos poseían mayores libertades que en los señoríos en los que generalmente se administraba mal la justicia y las presiones tributarias eran más fuertes. Por ello a principios del siglo XVIII el Consejo y los vecinos de Villa del Prado, después de exponer al rey en un extenso escrito las opresiones a que se habían visto sometidos a lo largo de muchos años por los duques del Infantado, suplicaron que la villa quedara incorporada a la Real Corona. Las súplicas no fueron atendidas y los pradeños continuaron siendo vasallos de la nobleza, viviendo atormentados por los enormes impuestos que tenían que pagar a la Iglesia, a la Corona y a la Casa del Infantado.

 


Cruz de la Iglesia Santiago Apostol

Como católicos estaban obligados al fuerte tributo del diezmo que consistía en dar a la Iglesia la décima parte de todos los productos agrícolas o ganaderos. También percibía las primicias, es decir, una parte de los primeros frutos del campo y del ganado.

 


Otra fuente de ingresos muy importante para la Iglesia de Villa del Prado, fue la que proporcionaban los bienes mostrencos: reses descarriadas sin dueño conocido y que por un privilegio especial pertenecían a esta parroquia.

La proximidad a la corte reportó siempre grandes ventajas a muchas poblaciones madrileñas pero también serios inconvenientes. Entre estos estuvo la obligación de surtir a la capital del llamado "pan de registros". El acopio de trigo para este pan, tenían que hacerlo los pueblos en los primeros días de septiembre, un vecino debía encargarse, de forma voluntaria, de transformar el trigo en pan cocido y transportarlo durante todo el año, varias veces por semana a Madrid.

Durante muchos años Villa del Prado proporcionó a la corte 10 fanegas semanales de pan cocido pero en 1753, debido a una fuerte sequía, faltó el trigo en la localidad por lo que solicitaron ser eximidos de tal impuesto. Las autoridades de la capital contestaron que "cualquier menoscabo, aunque sea de mínima porción, precisará corregir y enmendar el descuido con multa y otros apremios".

Ante tantos y tan agobiantes impuestos, muchos vecinos pedían un aplazamiento hasta que recogieran sus frutos en verano, pero si aún así no podían abonar sus deudas se les embargaban sus bienes que consistían en modestos utensilios domésticos como almireces, sartenes, calderas, manteles...

Pero la fuente de ingresos más importante de la Corona, era el impuesto de la alcabala que consistía en abonar un porcentaje sobre el valor de las mercancías que se vendían o cambiaban. El rey podía ceder esta explotación a algún noble que lo percibía en su propio provecho como fue el caso de los duques del Infantado.

En el siglo XVIII fueron muy frecuentes las sequías en toda España. En 1700 a causa de una de ellas, las cosechas de Villa del Prado se perdieron y el pueblo que llegó a pasar hambre, decidió traer en procesión a la Virgen de la Poveda para que intercediera por ellos. Hubo más sequías pero fue la de 1753 la más grave en la historia de la localidad ya que a ella se sumó una tormenta de granizo que arrasó todas las viñas y olivas de la dehesa del Alamar y una epidemia de tercianas (calentura intermitente que se repite al tercer día).

Pero no todo fueron tristezas y desgracias, también se celebraban fiestas y había diversiones como las corridas de toros que se celebraban en la festividad de Santiago y en la de la Virgen de la Poveda. La devoción de los pradeños por su patrona ha estado siempre muy arraigada, por ello la Fiesta de la Caridad se ha conmemorado siempre con mucha solemnidad. En escritos del siglo XVI ya se cita esta fiesta a la que asistían vecinos de los pueblos próximos como ocurre actualmente.

 


Biblioteca de Villa del Prado

El paso de los ríos constituyó en siglos pasados un grave obstáculo por la escasez de puentes existentes. Los pueblos tuvieron durante muchos años la obligación de colaborar económicamente en la construcción de puentes cercanos. Así Villa del Prado construyó el puente de la Poveda, sobre el río Alberche en Aldea del Fresno, cuyo importe corrió enteramente por cuenta de los pradeños.

 

Esta obra era muy necesaria porque el río era muy difícil de cruzar, al intentarlo habían perecido ahogadas varias personas.

Pero en su construcción surgieron graves inconvenientes ya que las justicias de los pueblos próximos se negaron a proporcionar lo necesario para el mantenimiento de toda la gente que estaba ocupada en la edificación y una riada arrastró varios materiales.

No siempre, desde 1453 hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX, perteneció Villa del Prado a la Casa del Infantado. Durante más de 50 años estuvo bajo el dominio jurisdiccional de los señores de La Torre de Esteban Hambrán. Cuando el cuarto duque del Infantado, casó a su hija María de Mendoza con el marqués de Mondejar le dio en dote esta villa con la facultad de traspasarla o empeñarla a otra persona. Así fue como don Diego de Vargas, secretario de Felipe II y señor de La Torre de Esteban Hambrán se hizo con Villa del Prado hasta que después de 50 años pasó de nuevo a sus antiguos dueños jurisdiccionales al ser desempeñada por doña Ana de Mendoza, duquesa del Infantado, en 1027.

En 1808 se produjo la invasión de España por las tropas francesas. El 2 de Mayo el pueblo madrileño se levantó contra los invasores comenzando la Guerra de la Independencia. Villa del Prado, por estar cerca de Madrid donde comenzó la contienda, y no lejos de Talavera donde se dio una de las batallas más sangrientas, resultó muy afectado por la guerra. Había que proporcionar a las tropas francesas, que rápidamente invadieron la localidad, grandes cantidades de alimentos, leña, pieles, dinero en metálico, etc.

En la Guerra de la Independencia no sólo participó el ejército sino también el pueblo, varias guerrillas transitaron por esta zona y Villa del Prado tuvo que abastecerlas en numerosas ocasiones ya que los guerrilleros iban provistos de pasaportes en los que se especificaba el tipo de ayuda que las poblaciones tenían forzosamente que prestarles.

 

Con la muerte en 1833 de Fernando VII, comienzan los levantamientos de los partidarios de su hermano Carlos que se negaba a reconocer los derechos a la corona de Isabel II y empiezan las guerras Carlistas; en los montes de Alamín surgen partidas que se dedicaban al pillaje, llevando el terror a las poblaciones próximás. En 1838 Villa del Prado fue sometida a un terrible saqueo e incendiadas 24 casas.

Con la muerte en 1833 de Fernando VII, comienzan los levantamientos de los partidarios de su hermano Carlos que se negaba a reconocer los derechos a la corona de Isabel II y empiezan las guerras Carlistas.


Colegio público de Villa del Prado

La obra más importante realizada en esta villa, fue la construcción del ferrocarril en la última década del siglo XIX por las grandes ventajas que proporcionaba al pueblo. El tren que llegaba hasta Almorox pasando por Alamín funcionó hasta 1905, año en el que inexplicablemente se suprimió privando a todos estos pueblos de un valioso medio de comunicación.

Durante el siglo XIX Villa del Prado fue un pueblo relativamente bien poblado, pero el número de habitantes apenas aumentó debido sobre todo a una serie de epidemias que periódicamente afectaron a la población, frenando su crecimiento. En 1900 tenía Villa del Prado 2374 habitantes y en 1990, 3290 habitantes.

La agricultura ha seguido siendo durante el siglo XX el principal recurso económico y la propiedad de la tierra está bastante repartida. Los cereales han ido perdiendo importancia, pero la vid fue recuperando en la década de los setenta el valor que tuvo a comienzos de siglo. La producción hortícola ha aumentado considerablemente gracias al empleo de invernaderos que permiten obtener cultivos más tempranos, capaces de competir con los de otras zonas más cálidas

 

ARTE


Iglesia parroquial de Santiago Apostol

La bella iglesia de Villa del Prado es gótica con muros de sillería y fue construida en los siglos XV y XVI. Está formada por una sola nave de cinco tramos cubierta con bóvedas de crucería.

Los pórticos de la iglesia presentan características románicas en sus pequeñas columnas. El del lado del Evangelio tiene un arco carpanel y el de la Epístola uno conopial. Ambos pórticos tienen decoración de bolas.

El cancel de la puerta norte tiene un artesonado mudéjar.

 

 

El gran retablo mayor de la iglesia es barroco con transparente y se construyó en el siglo XVIII. Tiene las imágenes de Santiago, San Antonio y San Diego de Alcalá.